A pesar de no estar el tiempo muy bueno, unos cuantos valientes aventureros nos atrevimos a ir a Quintanabaldo a pasar tres días entre la nochebuena y la nochevieja, como ya es tradición. Esta vez no nos han gastado ninguna inocentada.

Lo único que, para llegar del pueblo hasta la campa, tuvimos que bregar mucho, pues se nos hundían los pies en la nieve hasta las rodillas y, con las bolsas de las comidas, etc, se nos hacía difícil caminar… Así de difícil es a veces la vida también.

Fuimos (por orden de antigüedad) Ricardo el último día, Hipólito, Jon de Bilbao los dos primeros días, Karem, Noé, Alex Russu, Oscar, Brayan y Juan Carlos (de Bilbao el último y los demás de Pamplona). Karem es de Gupúzcoa pero estudia en Pamplona y estuvo en el campo de trabajo. Se veían en la nieve de la campa las pisadas de los corzos, jabalíes (puede que lobos), y otros animalillos…

No fue fácil hacer tareas con carretillas y otras herramientas. Estuvimos podando árboles, arbustos, rosales, etc. Plantando y trasplantando especies ornamentales que esperamos florezcan en la próxima primavera y verano. Tuvimos abundante leña y comida (asados incluidos). Como el día es corto en invierno, al calor y la luz de la chimenea tuvimos varios debates, espontáneos unos y otros provocados. También estuvimos preparando ideas y actividades para los que deseen entrar en el colegio de los profesores y monitores… Pero no era fácil concentrarse, pues la sangre les llevaba a los jóvenes (sobre todo de día) a jugar con la nieve, hacer batallas, hacer muñecos, etc.

No podemos mandaros fotos del frío que hacía (preferimos dormir en el suelo, cerca del fuego), ni del tamaño de los troncos de roble y otras especies que metíamos en la chimenea, porque no caben en los objetivos fotográficos.

La noche del día que llegamos había hecho 15 grados bajo cero, según nos dijeron en el pueblo. Casi no entramos en él por el hielo que había en el puente y carretera. Los tres días que estuvimos en el campa la temperatura subió y pudimos disfrutar de tres hermosos y provechosos días. Nos despedimos hasta pronto (hasta carnavales o Semana Santa).

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