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Del 1 al 12 de Agosto tuvo lugar el campamento de niños de Juventud Idente en Quintanabaldo (Burgos, España). Asistieron un total de 38 niños, 17 profesores y 4 ayudantes de profesores de toda España. Fueron unos días de convivencia extraordinarios en donde los niños poco a poco integraron en su forma de actuar el lema del campamento “tras los pasos del ave fénix”. Este lema fue elegido por los profesores ya que las lágrimas de esta ave mitológica tienen propiedades curativas y su canto puede ser muy poderoso. La finalidad era potenciar en los niños el esfuerzo por la superación personal, sabiendo que el propio ejemplo redundaría en beneficios “curando” a los demás.
Estos días estuvieron marcados por muchas experiencias positivas, tanto para los profesores del campamento como para los niños, ya que gracias a los seminarios y actividades propuestas los niños pudieron desarrollar el trabajo en equipo, el compañerismo, ayuda, sacrificio, entrega, humildad, entre otros valores promovidos por el fundador de Juventud Idente, Fernando Rielo.
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Entre las actividades que los niños disfrutaron más se pueden destacar las Olimpiadas, que fueron programadas de forma cooperativa, más que competitiva, para potenciar el compañerismo y el trabajo en equipo tanto entre los compañeros del propio grupo como con los miembros de los grupos rivales, fomentando un clima de colaboración entre los acampados y los profesores.
Otras de las actividades que los niños y profesores disfrutaron mucho fueron las marchas. Este año se realizaron dos marchas en todo el campamento, cada una con un carácter especial, pero con un mismo espíritu, como expresaba uno de los profesores: “Las excursiones son fundamentales para crear un fuerte vínculo con los niños, que en seguida te acogen, y en nada que camines a su lado, te cuentan sus cosas”. Con este espíritu se fue a Puentedey, lugar ubicado a 7,4 kilómetros del campamento, cuyo camino se encuentra delimitado por árboles y rodeado de hermosos parajes, no exento de aventuras y adrenalina para los niños, ya que para llegar a éste pueblo tuvimos que seguir la antigua vía del tren y caminar en algunos momentos de la mano de los profesores, lo que unió y gustó mucho a todos.
La otra marcha se realizó hacia el túnel de la engaña, un lugar muy frondoso junto a una antigua estación de tren, que los niños disfrutaron con una serie de actividades, sobre todo la gymkana de Fernando Rielo, en donde profesores y niños tuvieron la oportunidad de conocer un poco de la vida y obra del fundador de Juventud Idente.
También los Himnos de Fuego brillaron en el campamento por la ilusión que suscitaron en los niños y el buen gusto que imperó en todos ellos. Como culminación del día, los niños, ayudados por sus profesores, desarrollaron su creatividad en las diferentes disciplinas (baile, música, poesía, animación, teatro y presentación) haciéndonos disfrutar a todos con lo mejor que cada uno podía y sabía hacer.
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Por supuesto, no pueden olvidarse todas aquellas actividades formativas y campamentales, que marcaron un antes y un después en muchos niños
que volvieron a sus casas felices, sabiendo hacer “de todo”, comer “casi de todo” y pedir perdón (cuando fuera necesario) tal y como declaró una profesora: “El capítulo de acampados también fue algo que nos unía muchísimo, mis niñas estaban deseando que llegara ese momento, porque podían contar un poco todo lo que les había sucedido, y la verdad es que veía que se quedaban muy tranquilas cuando podían (en el caso de que hubiera pasado algo) disculparse de alguna cosilla que se les había quedado en el tintero. Eso es algo que me encantó porque era una buena forma de abordar algunos problemas y trabajar los valores del campamento”
En definitiva, todas las actividades fueron muy bien acogidas y preparadas con la mayor ilusión, pero al final queda ese sabor en el corazón de todos, esa gratitud a Dios y a cada una de las personas que han asistido a este campamento, reconociendo que, a pesar de los aciertos y desaciertos, ha sido fuente de muchas gracias y se ha logrado lo más importante: que los niños sean inmensamente felices durante estos 12 días.
También para los profesores ha sido una experiencia inolvidable que ha supuesto una maduración personal, al tiempo que una valoración inestimable de la amistad y la ayuda mutua, como se puede ver en el testimonio de otro de los profesores: “Personalmente ha sido una de las mis más enriquecedoras experiencias en el ámbito espiritual, colaborativo, social y de ayuda mutua, concretamente me ha servido para despertar la ilusión del pedir ayuda en todas las circunstancias, ya que aunque las crea dominar o saber todo sobre esto o aquello, es importante no confiar en la autosuficiencia”.
Con este testimonio tan valioso invito a todos los profesores y niños del campamento que sigan viviendo esas virtudes que lograron acariciar en el campamento, trabajando en cada una de sus secciones, para llegar fortalecidos y con nuevos aires al próximo campamento.